Este ejercicio ayuda a desarrollar el sentido profundo y sagrado de avanzar, de materializar, al tiempo que integra la flexibilidad de las segundas oportunidades necesarias para el aprendizaje. Las piernas representan el progreso, es decir, la capacidad de entrar en acción, de evolucionar y permitirnos en cualquier momento cambiar de dirección, crear un nuevo comienzo. Este ejercicio lleva al ser a tomar conciencia de que, tras haberse detenido (voluntaria o involuntariamente), puede preparar una nueva ruta y retomar el camino según la dirección que se le indique.
(ALADIAH EMISOR)