Así, puede ayudar a limpiar las necesidades en general y a purificar el intelecto. Es decir, limpiar nuestra memoria de la opacidad mental, la incomprensión y la comunicación intelectual destructiva.
Al practicarla regularmente, el meditador pone su inteligencia al servicio del bien, al servicio de su evolución.
(HARAHEL RECEPTIVO)