El balanceo del coxis estimula fuertemente la zona pélvica, que es un área simbólicamente conectada a nuestras necesidades más inconscientes. La realización de este ejercicio despierta recuerdos que impiden a la mente experimentar todo nuestro potencial. Al trabajar para ser consciente de lo que esto hace aflorar en nosotros, el meditador aprende a liberarse de los patrones que aún pueden estar limitando su vida. (LAUVIAH RECEPTIVA)