A través de la práctica de este ejercicio, el meditador puede desarrollar la intención de unir el espíritu y la materia... Unificar el Espíritu Universal y su propio espíritu... Conscientemente, el ser hace así la elección de entrar en el estudio de sus memorias para recodificar o reprogramar lo que todavía le desestabiliza, lo que le desequilibra. Con el paso del tiempo, la armonía crece y ofrece al ser la posibilidad de encontrar una paz profunda (HEKAMIAH RECEPTIVO)